Grupos Hogareños

¿De qué se trata?

 Los GH (grupos hogareños) de la iglesia de Cristo de Caballito tienen como finalidad llevar a la práctica el compromiso de  la congregación. Esto incluye la creación de oportunidades para que cada miembro cuente con el apoyo de otros hermanos, teniendo por ejemplo con quienes orar durante la semana. Por lo tanto, los encuentros GH son momentos de comunión para nuestra familia espiritual. La iglesia es una comunidad, la cual se experimenta por medio de pequeños grupos. “Por lo tanto,  ustedes ya no son extraños ni extranjeros,  sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2.19).

Pautas de Grupos

1. No perder de vista el propósito. Además de la asamblea dominical en que se toma la Cena del Señor, el Nuevo Testamento contiene ejemplos de reuniones en las casas de los miembros (Hechos 2.46, 5.42, 20.20). Es probable que, en estos momentos de comunión hogareña se experimentaba parte de la unidad que convence al mundo acerca de Jesús. Nuestro Señor pidió al Padre que sus discípulos fueran “uno solo” para que el mundo creyera en Él (Juan 17.20-21); la unidad evidenciada en el compartir de los primeros cristianos “en el templo y en las casas” creó el ambiente necesario para alabar a Dios y traer la “aprobación del pueblo”. De esta manera la primera comunidad cristiana crecía (Hechos 2.46-47). Este es el ambiente de unidad, alabanza y oración necesarias para lograr nuestro compromiso de ser una iglesia fuerte, que lleva el mensaje de Cristo a los demás.

 2. Confidencialidad. Respetamos la confidencialidad. Puesto que el motivo del grupo es encontrarse como cuerpo de Cristo con el Señor, a veces surgen temas personales que no mencionaríamos salvo en un grupo de hermanos que buscan a Dios. Lo privado que se comenta en el grupo no se difunde afuera.

3. Oración. Oramos unos por otros. Los grupos hogareños proveen un momento donde todo hermano puede encontrar a quienes lo apoyan en oración.

4. Escuchar. “Todos deben estar listos para escuchar, lentos para hablar y para enojarse, pues la ira humana no produce al vida justa que Dios quiere…” (Santiago 1.19-21). Este párrafo se refiere primeramente al escuchar la Palabra de Dios. Además, mientras más personas haya en un grupo, más tiempo pasará cada uno escuchando a los demás. Para poder orar adecuadamente por las necesidades, esforcémonos todos a escuchar, dándole oportunidad a cada uno a expresarse y siendo “lentos para hablar”. Primero escuchemos.

5. Gastos. Los miembros del grupo se hacen cargo de los gastos involucrados en la reunión (como por ejemplo, comida).

6. ¿A quiénes podemos invitar? A hermanos de la congregación y a visitas. Invitamos al grupo a aquellas personas que invitaríamos a nuestra propia casa. En otras palabras, si uno dudaría en invitar a una visita por seguridad u otros motivos a su propia casa, tampoco debería invitarla al grupo.

7. Clarificamos los objetivos. Si invitamos a visitas, somos responsables de explicarles los objetivos del grupo (fuera del horario del encuentro grupal). Los objetivos son las pautas que aquí se detallan; éstas contribuyen al propósito de reunirnos como hermanos en el nombre de Jesús para disfrutar de nuestra relación con Él (Mateo 18.19-20). Este propósito se realiza por medio de los objetivos expresados en las cinco “E”: exaltar a Dios, edificarnos unos a otros, evangelizar, entrenarnos y expandir el liderazgo espiritual.

8. Evangelizamos fuera del encuentro grupal. El integrante del grupo que trae a una visita es responsable de estudiar la Biblia con esa persona en otro horario para explicarle el mensaje de salvación o encontrar a otro hermano que lo pueda hacer. El cuarto módulo de entrenamiento, “Mi compromiso con la evangelización” imparte ideas para compartir las buenas noticias con las visitas. Es conveniente que el seguimiento con las visitas lo hagan hermanos del mismo sexo.

9. Lenguaje. Busquemos la manera de edificarnos mutuamente con nuestras palabras, hablando la verdad con amor tanto dentro como fuera de los encuentros grupales. No caigamos en quejas, murmuraciones, malas palabras o chisme. Seamos llenos del Espíritu Santo para evidenciar su fruto; no le causemos tristeza por las cosas que decimos (Gálatas 5.22-23; Efesios 4.15, 29; 5.17-19).

10. Concentrémonos en los presentes para el encuentro grupal. No se habla de personas que no estén o que sean ajenos al grupo. Esforcémonos por ser honestos ante Dios, llevando nuestros propios problemas o bendiciones ante Él en la compañía de nuestros hermanos.

11. Horarios. Respetemos el horario de llegada y cierre del grupo, no solamente por la comodidad de la familia anfitriona sino también para la organización de todos los integrantes.

12. El papel del varón y la mujer. El liderazgo ha decidido que para seguir la meta de la unidad bajo las enseñanzas bíblicas (1 Timoteo 2.8-15), serán los varones quienes coordinan grupos hogareños mixtos, es decir, los que están compuestos de hombres y mujeres. Un matrimonio puede coordinar un grupo (como el ejemplo de Aquila y Priscila en Hechos 18.26) con el varón tomando la iniciativa en la enseñanza, las oraciones y el canto. Por otra parte, se anima a las hermanas a prepararse para coordinar grupos de damas y, junto con todos los hermanos de ambos sexos, a entrenarse bien en la dinámica de los pequeños grupos, puesto que sin miembros entrenados en una capacidad de apoyo para los grupos, éstos no podrán funcionar.

13. En cuanto a la oración en grupos mixtos, al realizar oraciones en ronda, iniciadas por varones, la participación en voz alta o no de las hermanas, depende de la decisión de los coordinadores de cada grupo, quienes deben tener en cuenta a los integrantes y visitas presentes. Ante cualquier duda, es mejor dividir la reunión en un subgrupo de varones y otro de damas para orar, o, pedir que uno o más de los varones dirijan las oraciones. También es aconsejable seguir esta pauta si llegara a faltar el coordinador del grupo a la reunión.

15. El canto en los grupos hogareños es a capella sin el acompañamiento de instrumentos musicales.

El liderazgo de la congregación está encargado de la coordinación y dirección de los grupos hogareños, en caso de querer plantear alguna duda acerca de estas pautas. En lo posible, los líderes visitarán a los grupos de vez en cuando para saludar a los hermanos y orar por las necesidades

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